domingo, 24 de junio de 2012

ALONSO GANADOR GP F1 VALENCIA 2012



Fernando Alonso ejecutó una proeza en Valencia. Conquistó su primera victoria en el trazado español después de configurar la carrera que imagina cualquier piloto de Fórmula 1 en el más plácido de sus sueños. Tal vez la victoria más espectacular en los muchos años que lleva el asturiano en este mundo de locos del automóvil. Él mismo había descartado el podio el sábado, pero todo cambió el domingo.
Alonso salió decimoprimero y terminó gobernando una carrera loca en la que todo le salió de cara. Es el segundo triunfo del español en 2012 en un momento crucial: vuelve a situarse líder del Mundial. 

Ver para creer lo que sucedió en el trazado levantino. Casi inimaginable desde la óptica de un deporte que admite pocas concesiones después de formarse la parrilla los sábados. 
Alonso salió undécimo, pero una especie de frenesí interior unido a una fatalidad general que afectó a todos sus enemigos lo impulsó hacia el éxito. Tuvo emoción, energía y adrenalina la remontada de Alonso.
Conectó con las emociones de sus seguidores desde la estampida. En la primera vuelta rebasó a tres competidores, Di Resta, Button y Rosberg. En un abrir y cerrar de ojos se colocó octavo. Vino luego la sucesión de adelantamientos la pista, en el mismo asfalto donde se asegura que "no se puede adelantar". Alonso se comió a Hulkenberg y Maldonado. Ya estaba quinto, por detrás de una colección de coches con Vettel al mando, cómodo y expansivo, del gran premio.  En las paradas de los garajes también triunfo el asturiano. Cuando se detuvo superó a Raikkonen, que conducía un bólido supersónico, el Lotus de Valencia. Alonso ganó siete posiciones en 16 giros. Ya por entonces parecía milagroso que pudiera estar peleando por el podio. 
 Tuvo el contratiempo del enorme tráfico que se encontró a la salida del pit-stop. Webber, Senna y Schumacher, más lentos que él, ralentizaron su avance hasta límites insospechados. Desatado por una enorme fuerza interior, el ovetense se merendó a los tres, y prosiguió su escalada. Impulsado por un ritmo brutal, ya solo tenía por delante a Hamilton, Grosjean y Vettel. Fue entonces cuando el español comprendió que el sol solo lo iluminaba a él. Un accidente de Vergne y Kovalainen provocó la salida del coche de seguridad. Pelotón unido, la ventaja de Vettel reducida a la nada y Alonso con la victoria a la vista.

Como era su día porque así lo decidió el destino, Alonso siguió cosechando prebendas. Hamilton se enredó con el gato y las tuercas en su parada en el garaje y le cedió la tercera posición. Llegaron entonces los milagros. Al líder Vettel se le paró el coche a 23 vueltas para el final. Alonso estaba segundo, con Grosjean líder.


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